Naciones hermanas.

He notado que de algunos años para acá México vive en una especie de limbo de identidad. La pregunta en este caso pues es sencilla. ¿Qué somos? El problema está entre que somos una nación latina, por cultura, pero como que no nos gusta y entre que somos norteamericanos, ya que geográficamente formamos parte de esa sección del continente, y que eso si nos gusta, pero como que no nos acomoda, ya que económicamente e industrialmente estamos bastantes lejos que nuestros vecinos al norte. Lo que busco plantear en esto es, ¿de qué manera el país tendría un mejor desarrollo? ¿Siendo latino? ¿Siendo norteamericano? En mi opinión es que siendo latino.
México al igual que todas las naciones latinoamericanas nace con las mismas broncas tanto económicas, políticas y sociales. México es un país mucho mas identificado en tantos aspectos con países como Perú, Chile, Venezuela o Colombia que con los Estados Unidos. Desde las civilizaciones prehispánicas, llámense aztecas en México, hincas en Perú o guaraníes en Paraguay, que son mucho mas parecidas entre ellas que lo que podrían estarlo con los pieles rojas de los Estados Unidos, hay una conexión tanto histórica como cultural tremendísima entre México, Centro y Sudamérica que con cualquier otro país. Las maneras en las que estos países surgen son igual de similares, dándose incluso la independencia de casi todas dentro de un mismo periodo de no mas de 5 años y la gran mayoría liberándose de la Corona Española. A partir de esto se pueden notar las diferencias entre México y el resto de Latinoamérica. De menos hablando de Sudamérica de manera mas específica, sin ser una especie de Unión Europea, han sido países que así poquito a poquito, se han desarrollado de manera significativa en los últimos de 10 a 15 años, trabajando como bloque, muy unidos, con una identidad de hermandad latina, que los ha hecho crecer de forma tremenda. México por otra parte esta en un punto en el que ve a esos países como inferiores o pequeños, y se siente como Estados Unidos o Canadá, cuando ellos nos ven muy pequeños a nosotros.
Hagamos una analogía con esto: Un día la madre patria, la señora España, tiene hijos. Estos como hermanos, nacen juntos, crecen juntos y se van desarrollando juntos. Un día, uno de los hermanos, empieza a juntarse con un vecino, Estados Unidos, que es mas grande, adinerado, popular, poderoso, y que aparte se junta con otros iguales, Alemania, Francia, Inglaterra, Italia. México empieza a relacionarse con esos grandes a través de ese vecino, y como suele suceder en estos casos, empieza a darle la espalda a sus hermanos y a sentirse grande como sus nuevos amigos, cuando esos amigos, como también suele pasar, no lo quieren mas que para usarlo. En las reuniones no es mas que el que
va por los chescos, y claro mientras se ausenta Estados Unidos le dice a los demás “este cuate está bien chavo, véndele espejitos y te deja llenarlo de McDonald´s y Wal Marts. Desde entonces México vive creyendo que es algo que no es, y haciéndole el fuchi a lo que si es.
La analogía que hice es un caso muy común hasta en la familia. Estás naciones hermanas, en el momento que México decida unirse mas a ellos que al vecino, será bien recibido y ya que culturalmente, económicamente, socialmente, históricamente, hasta en lo lingüístico tiene mucho mas facilidades para desarrollarse en conjunto con ellos, que con alguien, que no comparte ni el idioma.
Este limbo de identidad en el que se encuentra México le impide crecer, porque no va a ningún lado, quiere saltar, volar, cuando ni siquiera se enseñó a caminar bien, mientras sus hermanos, gatearon, caminaron, corrieron, y así mas lento, paso a paso, el desarrollo comienza a notarse mas. Tienen una actitud muy distinta, mientras en México decimos que los argentinos son sangrones y demás, no son mas que gente que cree en ellos mismos, gente que si compite se dice “el argentino es mejor y gana”, el mexicano por otra parte es: “es mexicano, como siempre el último lugar jaja”… honestamente prefiero ser sangrón, como un argentino en todo caso; esta mentalidad basura y perdedora, súmensela a ser el achichincle de un monstruo como Estados Unidos, pues vamos bien.
Es sencillo, si el país quiere crecer, debe olvidarse de lo grande, alejarse de los poderosos y desengañarse. Debe unirse a los suyos, a sus hermanos, que poco a poco crecen a pasos bien firmes. Intercambiar marcas, mandar un Chedraui a Ecuador y dejar que alguna corporación allá ponga su tienda aquí, en lugar de dejar que Wal Mart se apoderé de lo nuestro, como pasó con Aurrera. Debe apoyar la microempresa, apoyar a la microempresa de sus hermanos, y a la vez dejar que sus hermanos lo apoyen a el, en lugar de dejar pisotearse por los grandes, creyendo que es uno de ellos.


Mau     Twitter:  @soyelpinchimau

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