Viento helado.

Viento helado que viene del norte y que hace que las noches huelan a cedro vivo.
            Viento helado que hace soportable el calor sobrante de la finada jornada.
            Viento helado que mueve las hojas de los árboles, que forman un oleaje en los pastos altos de las laderas, en donde el lobo no puede parar de pensar si el arduo trabajo de la noche servirá.
     Viento helado, congelante, que se calienta en su viaje al sur.
     Bendito sea el viento que nos trae la vida, que nos da la belleza del sentir que se enchina la piel; la fortuna del escalofrío.
     Viento que viene del aliento de todos los animales, del susurro de todas las plantas, del resquebrajarse de cada grieta de hielo de aquellas regiones boreales.
     Aquel viento helado que hace a la luz de la luna más romántica y a la noche más oscura.
El viento helado, tu piel tan suave y tu sonrisa azul hacen de tí, un ser menos humano y más angelical.



Rodo Lomelí  

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